Las cri­sis son momen­tos espe­cia­les don­de es más fácil ver los com­por­ta­mien­tos efec­ti­vos e inefec­ti­vos, tan­to de los líde­res como de uno mis­mo. Nor­mal­men­te, las cir­cuns­tan­cias no son para todos igual, por lo que nos pode­mos plan­tear, des­de el pun­to de vis­ta pro­fe­sio­nal, ¿cómo mane­ja­mos esta situa­ción excep­cio­nal, para que la vuel­ta a la nor­ma­li­dad per­mi­ta un des­pe­gue más rápi­do de las empre­sas? o bien, cómo ante este momen­to his­tó­ri­co de des­truc­ción, seguir cons­tru­yen­do.

Hay que saber dife­ren­ciar entre lo humano y lo efec­ti­vo, indi­ca Gon­za­lo Mar­tí­nez de Miguel, exper­to en lide­raz­go y direc­tor de INFO­VA, pues lo humano en este momen­to es tener mie­do, estar preo­cu­pa­do, frus­tra­do e inclu­so depri­mir­se o entrar en esta­do de hiber­na­ción o de cier­to aban­dono, pero nada de ello es muy efec­ti­vo. En este momen­to, lo que esta­mos bus­can­do son com­por­ta­mien­tos efi­ca­ces con los que poder con­se­guir obje­ti­vos que nos guíen.

Lo pri­me­ro es, según las cir­cuns­tan­cias de cada uno y sien­do rea­lis­tas, visua­li­zar qué obje­ti­vos plan­tear­se para estos meses y qué tipo de com­por­ta­mien­tos son los que acer­can a ellos. Algo que, para el exper­to de INFO­VA, pue­de no resul­tar sen­ci­llo, ya que según advier­te “en estos años tra­ba­jan­do con cien­tos de per­so­nas en el desa­rro­llo de su lide­raz­go, he podi­do veri­fi­car que Peter Druc­ker tenía razón cuan­do afir­ma­ba que la inmen­sa mayo­ría de los direc­ti­vos saben lo que hay que hacer en cada momen­to, pero bien dis­tin­to es que lue­go se haga”.

Aún así Mar­tí­nez de Miguel expli­ca que siem­pre hay opcio­nes y siem­pre exis­ten algu­nos puer­tos segu­ros en los que refu­giar­se en tiem­pos de tor­men­ta. Los cin­co com­por­ta­mien­tos serían: exce­len­cia, inte­gri­dad y dis­ci­pli­na, res­pon­sa­bi­li­dad, espe­ran­za y apren­di­za­je.

Exce­len­cia: jugan­do el mejor jue­go. Dan­do el cien por cien con los recur­sos de los que se dis­po­ne en el momen­to, con el cono­ci­mien­to que se tie­ne, los medios al alcan­ce y las cir­cuns­tan­cias per­so­na­les y pro­fe­sio­na­les. Hay que tra­tar de esfor­zar­se con lo que, aho­ra es una reali­dad. Sin con­for­mar­se, ni per­der­se com­por­ta­mien­tos que no acer­quen a los obje­ti­vos.

Inte­gri­dad y Dis­ci­pli­na: inte­gri­dad, enten­di­da como la cohe­ren­cia entre lo que deci­mos y lo que hace­mos. Los ingle­ses lo defi­nen con la expre­sión “walk the talk” (que tus pasos cami­nen ali­nea­dos con tus pala­bras). Tra­tar de ser con­sis­ten­te y res­pe­tan­do los com­pro­mi­sos con ter­ce­ras per­so­nas y con uno mis­mo. Dis­ci­pli­na pla­ni­fi­can­do el día, enfo­cán­do­se en la tarea que se quie­re com­ple­tar. Cum­plien­do los hora­rios y accio­nes pro­pues­tas. “Si dices que vas a hacer ejer­ci­cio dia­rio, haz­lo. Y si no lo vas a hacer, no lo digas. Si digo que hago un tra­ba­jo y te lo envío, te lo envío”, advier­te el direc­tor de INFO­VA, que aña­de “la inte­gri­dad y la dis­ci­pli­na son dos atri­bu­tos prin­ci­pa­les del carác­ter y este es un gran momen­to para tener­los pre­sen­tes”.

Res­pon­sa­bi­li­dad: enten­di­da como la capa­ci­dad de res­pon­der. Uno es res­pon­sa­ble de aque­llo sobre lo que tie­ne capa­ci­dad de influir. Lo más inte­li­gen­te que se pue­de hacer es cen­trar nues­tra ener­gía en lo que depen­de de noso­tros; sin olvi­dar­se de lo que no, pero sin poner­le mucha ener­gía. “Poner­le mucho énfa­sis a lo que no pue­des resol­ver, te va a lle­var a la frus­tra­ción y a la que­ja. No te pido que te con­for­mes, sino que tra­ba­jes y te invo­lu­cres en lo que sí pue­des mejo­rar, en lo que sí pue­des cam­biar” aña­de.

Espe­ran­za: tener la con­vic­ción de que siem­pre hay opcio­nes y de que de esta situa­ción se pue­de salir for­ta­le­ci­do, ya sea como pro­fe­sio­na­les, como per­so­nas, como orga­ni­za­cio­nes y como país. Más cuan­do es segu­ro que todas las cri­sis aca­ban pasan­do.

Apren­di­za­je: esta situa­ción va a demos­trar a todos de qué con­di­ción se está hecho. Quié­nes somos. Qué atri­bu­tos nos defi­nen. Cómo de sóli­dos son nues­tros cimien­tos. Cómo de fir­mes nues­tros valo­res. Un gran apren­di­za­je per­so­nal al mar­gen de otras lec­cio­nes pro­fe­sio­na­les, como la ges­tión de equi­pos des­lo­ca­li­za­dos, la adap­ta­ción al tele­tra­ba­jo, el incre­men­to de la pro­duc­ti­vi­dad en hora­rios más redu­ci­dos, la segu­ri­dad en los pro­ce­sos, el impul­so de nue­vos pro­duc­tos y ser­vi­cios, la adap­ta­ción al cam­bio, etc.

Por últi­mo, el exper­to insis­te en que “la vida nos está ponien­do ante una prue­ba de carác­ter. Pode­mos no con­for­mar­nos con cual­quier com­por­ta­mien­to. Todos esta­mos a tiem­po de corre­gir si cree­mos que lo pode­mos hacer mejor”