Pue­den lle­gar a redu­cir en un 40% los clien­tes insa­tis­fe­chos, afir­ma José Luis Cor­ti­na, pre­si­den­te de la con­sul­to­ra NEO­VAN­TAS.

En un entorno en el que las empre­sas empie­zan a ser cons­cien­tes de que su éxi­to no depen­de exclu­si­va­men­te de los pro­duc­tos que ofre­cen, sino de sus clien­tes, las audi­to­rías auto­má­ti­cas han dado lugar a un nue­vo para­dig­ma para mejo­rar la cali­dad del ser­vi­cio pres­ta­do y, en con­se­cuen­cia, hacer que sea más fácil con­ser­var­lo y mejo­rar el posi­cio­na­mien­to.

Ante la nece­si­dad de hacer del pro­ce­so de com­pra una expe­rien­cia que supere las expec­ta­ti­vas del clien­te, apa­re­cen las AAC (Audi­to­rías Auto­má­ti­cas de Cali­dad), cuya fun­ción con­sis­te en auto­ma­ti­zar el pro­ce­so de con­trol de cali­dad, en los con­tac­tos que la empre­sa man­tie­ne con sus clien­tes. Esta nue­va meto­do­lo­gía ha per­mi­ti­do opti­mi­zar y per­fec­cio­nar el pro­ce­so tra­di­cio­nal de audi­to­ría de cali­dad, en el que se ana­li­za­ba manual­men­te una mues­tra de inter­ac­cio­nes entre emplea­do y clien­te que no era, en nin­gún caso, ni repre­sen­ta­ti­va, ni sig­ni­fi­ca­ti­va.

Para ello, la cúpu­la direc­ti­va de las empre­sas están uti­li­zan­do herra­mien­tas de Analy­tics que trans­for­man los KPIs, pre­via­men­te defi­ni­dos por el Depar­ta­men­to de Cali­dad, en cate­go­rías, gra­cias a las cua­les se pue­de reco­ger el uni­ver­so com­ple­to de inter­ac­cio­nes y asig­nar notas de cali­dad obje­ti­vas. De esta mane­ra, lo que se con­si­gue es la gene­ra­ción de infor­mes de segui­mien­to perió­di­cos con los que obte­ner repor­tes auto­má­ti­cos, man­te­ner actua­li­za­das las cate­go­rías crea­das y detec­tar tan­to irre­gu­la­ri­da­des como nue­vos indi­ca­do­res rele­van­tes, que ini­cial­men­te no esta­ban sien­do con­si­de­ra­dos.

Para Cor­ti­na, “las prin­ci­pa­les ven­ta­jas con las que cuen­tas los direc­ti­vos de las audi­to­rías auto­má­ti­cas radi­can en que estu­dian la reali­dad de la empre­sa, sin entrar en pun­tos de vis­ta sub­je­ti­vos e inte­gran un sis­te­ma de alar­mas, que iden­ti­fi­ca opor­tu­ni­da­des de mejo­ra de for­ma inme­dia­ta, ade­más de obte­ner, en un pla­zo de 2448 horas, resul­ta­dos con­ci­sos con los que medir el impac­to de las accio­nes pues­tas en mar­cha”.

La implan­ta­ción de estas solu­cio­nes ha demos­tra­do que, gra­cias a ellas, se pue­de lle­gar a redu­cir la insa­tis­fac­ción del clien­te has­ta en un 40% y opti­mi­zar la iden­ti­fi­ca­ción de pro­ble­má­ti­cas, hacien­do que sea posi­ble detec­tar­las redu­cien­do has­ta en un 80% el volu­men de inter­ac­cio­nes a audi­tar.

Asi­mis­mo, los bene­fi­cios que obtie­nen las empre­sas se cen­tran en un aumen­to con­si­de­ra­ble de la cali­dad del ser­vi­cio, al incre­men­tar la satis­fac­ción de los clien­tes duran­te los con­tac­tos que se man­tie­nen con ellos y, a su vez, en una impor­tan­te reduc­ción de los cos­tes, al mejo­rar la efi­cien­cia en el equi­po de audi­to­res y posi­bi­li­tar la veri­fi­ca­ción auto­má­ti­ca de la aten­ción.

“Pero el mero desa­rro­llo e implan­ta­ción de AAC, no es sufi­cien­te para gene­rar valor aña­di­do, si no se inter­pre­ta la infor­ma­ción deri­va­da de lo que los clien­tes nos dicen y no se tan­gi­bi­li­za en accio­nes con­cre­tas. Por tan­to, la cla­ve se encuen­tra en saber mirar más allá e iden­ti­fi­car ámbi­tos de actua­ción como los pla­nes de incen­ti­vos, de comu­ni­ca­ción o de apo­yo comer­cial, entre otros, que, aun­que apa­ren­te­men­te pue­da pare­cer que no tie­nen una rela­ción direc­ta en la cali­dad, en reali­dad tie­nen un enor­me impac­to sobre los resul­ta­dos”, con­clu­ye José Luis Cor­ti­na.