Por David Carras­co­sa Men­do­za

David-Carrascosa-MendozaFre­cuen­te­men­te el tra­ba­jo por obje­ti­vos en muchas empre­sas no pasa de ser algo de lo que se habla y que gene­ral­men­te se usa para pre­sio­nar a los emplea­dos, aun­que pocas veces van más allá de ser decla­ra­cio­nes de inten­cio­nes y ansia­dos deseos, más que accio­nes sig­ni­fi­ca­ti­vas que sir­van para el bien de la empre­sa. Inclu­so, debi­do a implan­ta­cio­nes defi­cien­tes, se lle­ga a dar por sen­ta­do que la direc­ción por obje­ti­vos son sólo “las ganas que tie­nen los jefes”, pro­du­cién­do­se así el des­en­can­to del per­so­nal cuya impli­ca­ción era vital para lograr el éxi­to de la empre­sa. Por eso con­vie­ne pre­gun­tar­se ¿Cuá­les son las cla­ves prin­ci­pa­les para implan­tar la direc­ción por obje­ti­vos?

Diri­gir por obje­ti­vos es algo que obli­ga a ser mejor direc­ti­vo, ya que no se pue­den esta­ble­cer obje­ti­vos alcan­za­bles y razo­na­bles sin hacer una pla­ni­fi­ca­ción, algo que de por sí nos ale­ja­rá del arries­ga­do camino de la impro­vi­sa­ción. Los obje­ti­vos nacen de las posi­bi­li­da­des sobre lo que se pue­de alcan­zar esta­ble­cien­do los medios y no sobre los deseos de lo que sería ideal alcan­zar sin medio alguno o con medios inade­cua­dos. Aun­que real­men­te hay muchos fac­to­res que influ­yen en la pla­ni­fi­ca­ción por obje­ti­vos, para sim­pli­fi­car nos cen­tra­re­mos en 10 cla­ves prin­ci­pa­les:

1.- Hacer una pla­ni­fi­ca­ción. Todos sabe­mos que en las cir­cuns­tan­cias actua­les no hay pla­ni­fi­ca­ción que aguan­te mucho sin que­dar inser­vi­ble. Pero entre pla­ni­fi­ca­cio­nes que deben ser revi­sa­das a cada momen­to y no tener pla­ni­fi­ca­ción algu­na hay una cier­ta dife­ren­cia.

2.- Cla­ri­fi­car la orga­ni­za­ción antes de esta­ble­cer obje­ti­vos. Supon­ga­mos que a un Direc­tor Comer­cial se le exi­ge un núme­ro de ven­tas, lo razo­na­ble será otor­gar­le cier­ta auto­ri­dad sobre los enfo­ques comer­cia­les. Es decir, no se pue­den exi­gir obje­ti­vos en la orga­ni­za­ción si no se otor­ga un cier­to nivel de auto­ri­dad eje­cu­ti­va acor­de a la fun­ción, aun­que la auto­ri­dad sea com­par­ti­da con depar­ta­men­tos que influi­rán en el desa­rro­llo para evi­tar defor­ma­cio­nes ope­ra­ti­vas.

3.- Fomen­tar el com­pro­mi­so. Para lograr esto sería con­ve­nien­te que hayan par­ti­ci­pa­do en la deter­mi­na­ción de sus pro­pios obje­ti­vos, así no se limi­ta­rán a sim­ple­men­te cum­plir con su tra­ba­jo en base a órde­nes reci­bi­das, sino que se logra un espí­ri­tu de tra­ba­jo y logro con­jun­to.

4.- Poner obje­ti­vos armo­ni­za­dos. La suma de las par­tes nun­ca pue­de ser supe­rior ni infe­rior al todo. Por ejem­plo, no sería lógi­co esta­ble­cer obje­ti­vos de pro­duc­ción sin tener pre­sen­te los obje­ti­vos de ven­tas o vice­ver­sa. La arbi­tra­rie­dad pue­den gene­rar situa­cio­nes cla­ra­men­te injus­tas entre los emplea­dos y ade­más con­ver­tir­se en garan­tía de fra­ca­so.

5.- Esta­ble­cer obje­ti­vos en todos los nive­les jerár­qui­cos. No mar­ques obje­ti­vos sólo a los direc­ti­vos o jefes de depar­ta­men­tos, ni sólo al per­so­nal de ven­tas. Si tie­nes emplea­dos es por­que tie­nen que cubrir­se cier­tas fun­cio­nes, unas serán más impor­tan­tes que otras, pero segu­ro que todas son nece­sa­rias. Esta­ble­ce obje­ti­vos de efi­cien­cia, cali­dad, etc. Si una par­te de la orga­ni­za­ción tie­ne obje­ti­vos y la otra no, ten­drás una empre­sa frac­tu­ra­da que fun­cio­na­rá a dos velo­ci­da­des dife­ren­tes.

6.- Ir más allá del obje­ti­vo a cor­to pla­zo. La mayor par­te de los obje­ti­vos se mar­can a cor­to pla­zo y ese cor­to pla­zo sue­le ser como máxi­mo un año, aun­que en la situa­ción actual pue­de ser has­ta por meses. No te que­des ahí, tu empre­sa debe­ría seguir exis­tien­do den­tro de varios años, por lo que ade­más de los obje­ti­vos a cor­to con­ven­drá mar­car obje­ti­vos a medio pla­zo. Por ejem­plo, los datos eco­nó­mi­cos en Espa­ña empie­zan a indi­car cam­bios en la cri­sis, es posi­ble que este­mos entran­do en la eta­pa pos­cri­sis a la que hice refe­ren­cia en el artícu­lo “¿Cómo pue­do recu­pe­rar lo per­di­do en la cri­sis?” sobre cua­tro líneas impres­cin­di­bles para el repo­si­cio­na­mien­to gene­ral de una empre­sa. El tipo de obje­ti­vos cita­dos en ese artícu­lo son nece­sa­rios para esta­ble­cer un míni­mo a medio pla­zo.

7.- No esta­ble­cer obje­ti­vos nebu­lo­sos. Los obje­ti­vos deben ser medi­bles, en los cuan­ti­ta­ti­vos es más nor­mal pero en los cua­li­ta­ti­vos se debe hacer un esfuer­zo por esta­ble­cer la for­ma en la que se medi­rá. En cual­quier caso debe haber algo cla­ro, siem­pre deben ser veri­fi­ca­bles sobre lo logra­do y a lograr, tan­to miran­do hacia atrás como hacia ade­lan­te. Es dema­sia­do fre­cuen­te encon­trar obje­ti­vos nebu­lo­sos que no dicen nada, no son ope­ra­ti­vos y sólo sir­ven para gene­rar con­fu­sión y excu­sas de mal paga­dor al no ser dota­dos de cri­te­rios medi­bles, por ejem­plo: “aten­der bien a los clien­tes” (dema­sia­do gené­ri­co, ¿a par­tir de qué se con­si­de­ra­ría bien?)

8.- Esta­ble­cer las áreas de res­pon­sa­bi­li­dad en los resul­ta­dos fina­les. Los obje­ti­vos no tie­nen por­que ser sólo cuan­ti­ta­ti­vos ni estar limi­ta­dos al área de ven­tas, tam­bién deben ser cua­li­ta­ti­vos y apli­car a la estruc­tu­ra ope­ra­ti­va en gene­ral. Por ejem­plo, si exis­ten obje­ti­vos de ven­tas pero no exis­ten otros obje­ti­vos en pla­zos de entre­ga y reduc­ción de fallos, podrían malo­grar­se las ope­ra­cio­nes o ser devuel­tos los pedi­dos, afec­tan­do a los obje­ti­vos de ven­tas des­de otros depar­ta­men­tos y con per­jui­cios glo­ba­les para la empre­sa.

9.- No dar a los obje­ti­vos más impor­tan­cia de la que tie­nen. Con­ver­tir los obje­ti­vos en “lo úni­co que impor­ta” e inclu­so dar a enten­der que el que no los cum­pla se que­da­rá sin empleo, sue­le lle­var a manio­bras poco pro­fe­sio­na­les, que deja­rán de lado y des­trui­rán otros valo­res y tareas impor­tan­tes de la empre­sa. Ven­tas en con­di­cio­nes de alto ries­go y con enga­ños al clien­te sue­len ser los pri­me­ros sín­to­mas de un mal enfo­que.

10.- Pro­por­cio­nar los medios ade­cua­dos. No se pue­den esta­ble­cer obje­ti­vos que nece­si­ten uti­li­zar medios que no están dis­po­ni­bles o que requie­ran de que el per­so­nal “se bus­que la vida”. Si por cues­tio­nes de inver­sión u otras cir­cuns­tan­cias no se pue­de acce­der a los medios ade­cua­dos para lograr los obje­ti­vos, enton­ces debe­rás ajus­tar los obje­ti­vos a los medios dis­po­ni­bles (par­que de vehícu­los, sopor­tes infor­má­ti­cos, etc.)

Implan­tar un sis­te­ma de direc­ción por obje­ti­vos es una de las for­mas más ren­ta­bles de diri­gir una empre­sa, pero la implan­ta­ción sue­le ser un pro­ce­so que pue­de abar­car entre uno y tres años, en fun­ción del tama­ño de la empre­sa. Cons­tan­cia y un ase­so­ra­mien­to pro­fe­sio­nal son las cla­ves maes­tras para lograr­lo.

David Carras­co­sa Men­do­za
Ana­lis­ta de estra­te­gia mer­can­til,
escri­tor y arti­cu­lís­ta.
El méto­do CLA­VE®
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