José Ramón Luna Cer­dán

Una de las cosas que digo en los cur­sos para el desa­rro­llo de habi­li­da­des comer­cia­les que impar­to es que “cuan­do estás ven­dien­do tie­nes que mos­trar entu­sias­mo. Sin entu­sias­mo no con­ven­ces. El entu­sias­mo que trans­mi­tes en lo que haces es uno de los moto­res de la moti­va­ción del com­pra­dor”.

Y el entu­sias­mo tie­ne que ver mucho con la medi­da en que crees en lo que estás hacien­do, con lo que te apa­sio­na tu acti­vi­dad. Nece­si­tas estar entu­sias­ma­do para pro­yec­tar entu­sias­mo.

El entu­sias­mo pro­vo­ca atrac­ción, no solo en las ven­tas sino en cual­quier rela­ción entre per­so­nas y, por supues­to, en cual­quier acti­vi­dad pro­fe­sio­nal. Hay per­so­nas con las que gus­ta estar solo por el entu­sias­mo que ponen, ¿ver­dad?.

Para ilus­trar la fuer­za del entu­sias­mo, voy a con­tar una peque­ña anéc­do­ta que me ocu­rrió el pasa­do mar­tes volan­do des­de Lon­dres hacia Madrid.

Esta­ba ya todo pre­pa­ra­do para des­pe­gar des­de el aero­puer­to de Gat­wick y los tri­pu­lan­tes de cabi­na de pasa­je­ros comen­za­ron a expli­car, como en cada vue­lo, las medi­das y pro­ce­di­mien­tos de segu­ri­dad del avión (cha­le­cos, más­ca­ras, folle­tos, etc.).

Como sabe todo el que haya vola­do en más de una oca­sión, la expli­ca­ción se basa en una serie de movi­mien­tos y ges­tos que, cuan­do los has vis­to más de una vez, son abso­lu­ta­men­te repe­ti­ti­vos. ¿Te ha pasa­do algu­na vez que no has pres­ta­do aten­ción a la expli­ca­ción por­que “es siem­pre lo mis­mo”?. A mí, des­de lue­go sí. Y esto por­que, en muchas oca­sio­nes, la per­so­na que ofre­ce la expli­ca­ción con­tri­bu­ye a esa mono­to­nía. No mues­tra entu­sias­mo. Y es, en par­te, com­pren­si­ble si tene­mos en cuen­ta los cien­tos de veces que repi­ten el pro­to­co­lo duran­te el año.

Al final, muchas veces, la expli­ca­ción se con­vier­te en un momen­to en el que unas per­so­nas repro­du­cen movi­mien­tos auto­má­ti­cos mien­tras otras muchas están sen­ta­das sin pres­tar nin­gu­na aten­ción. Algún día habría que hacer una prue­ba y pre­gun­tar a algu­nos pasa­je­ros cuá­les son las nor­mas de segu­ri­dad y posi­ble­men­te nos lle­va­ría­mos una sor­pre­sa.

Todo este efec­to tie­ne que ver con el entu­sias­mo en la comu­ni­ca­ción. Depen­de de cómo el pro­fe­sio­nal con­si­de­re la tarea que tie­ne entre manos en este momen­to. Depen­de de lo que le moti­ve.

En el vue­lo de Lon­dres que he men­cio­na­do, la esce­na fue muy dife­ren­te. Uno de los tri­pu­lan­tes mos­tró un tre­men­do entu­sias­mo duran­te la expli­ca­ción. Ges­ti­cu­la­ba enér­gi­ca­men­te, son­reía, dis­tri­buía las mira­das entre los pasa­je­ros, inter­ac­tua­ba con algu­nos niños que había alre­de­dor. El resul­ta­do: toda esa par­te del avión aten­dien­do a las nor­mas de segu­ri­dad y dis­fru­tan­do el momen­to. Sí, digo dis­fru­tan­do el momen­to de la expli­ca­ción. Increí­ble, ¿ver­dad?. Con­si­guió engan­char a su audien­cia trans­mi­tien­do: “me encan­ta lo que hago, me lo creo, es impor­tan­te y quie­ro que uste­des lo dis­fru­ten”.

¿Qué es lo que hacía que esta per­so­na fue­ra entu­sias­ta mien­tras el res­to de com­pa­ñe­ros en ese momen­to no?. Este ya es un tema de otros posts.

La ver­dad es que me lla­mó mucho la aten­ción pero, sobre todo, me ins­pi­ró para com­par­tir­lo con la gen­te, sea cual sea su pro­fe­sión, con un men­sa­je muy cla­ro: Si con­si­gues creer en lo que haces y dis­fru­tar­lo, con­se­gui­rás mejo­res resul­ta­dos tan­to para tus “clien­tes” como para ti mis­mo. Bus­ca lo bueno de tu acti­vi­dad o, si no encuen­tras nada, bus­ca una acti­vi­dad bue­na.

José Ramón Luna Cer­dán
Socio Direc­tor
http://www.desafiocoaching.com/
jrluna@desafiocoaching.com
Face­bookLin­ked InTwit­terXing