José Ramón Luna Cer­dán

En muchos de los cur­sos de ven­tas que com­par­to con ven­de­do­res, tan­to los que empie­zan como los más bre­ga­dos en el asun­to, sole­mos hablar sobre los obje­ti­vos. Dedi­ca­mos una par­te del cur­so a tra­ba­jar cómo esta­ble­cer obje­ti­vos que resul­ten real­men­te moti­va­do­res y sóli­dos para guiar con garan­tías la acti­vi­dad del ven­de­dor.

Para ilus­trar cómo esta­ble­cer obje­ti­vos sole­mos hacer un ejer­ci­cio que con­sis­te en que tres per­so­nas han de pegar un sal­to con los pies jun­tos tan lejos como pue­dan. Antes de hacer­lo, cada uno debe poner una mar­ca en el sue­lo a la dis­tan­cia a la que pien­sa que lle­ga­rá con su sal­to.

Una vez que sal­tan, hay per­so­nas que supe­ran su mar­ca, otros que se que­dan exac­ta­men­te en ella y otras que no con­si­guen ni siquie­ra apro­xi­mar­se.

Sea cual sea el resul­ta­do, sue­le haber un ele­men­to común en la mayor par­te de las per­so­nas: cuan­do sal­tan, lo hacen miran­do a la mar­ca que han situa­do en el sue­lo. Y esto, qué duda cabe, les con­di­cio­na en el sal­to. Men­te y cuer­po se ali­nean con un men­sa­je cla­ro: “ten­go que lle­gar a la mar­ca que he pues­to”.

En prin­ci­pio, pare­ce una bue­na prác­ti­ca pero las pre­gun­tas son:

¿Están hacien­do el mejor sal­to que pue­den?. ¿Están des­ple­gan­do todo el poten­cial que cada uno tie­ne?. El obje­ti­vo que yo he mar­ca­do no se corres­pon­de nece­sa­ria­men­te con lo que soy capaz de hacer. Es una supo­si­ción que hace­mos en base a expe­rien­cias ante­rio­res y creen­cias que con­di­cio­nan nues­tro pen­sa­mien­to. De hecho, hay per­so­nas que lle­gan, otras que no y otras que se pasan amplia­men­te.

El pri­mer apren­di­za­je de este ejer­ci­cio tie­ne que ver con la acti­tud y la auto­ima­gen de cada uno de noso­tros. Cada uno nos pone­mos los obje­ti­vos don­de que­re­mos y hay per­so­nas que se sobre­va­lo­ran y otras que se infra­va­lo­ran o, mejor dicho, hay per­so­nas con exce­so de ambi­ción, con­fian­za, auto­es­ti­ma, opti­mis­mo (éstas no son las que más me preo­cu­pan aun­que, como todo, hay que esta­ble­cer medi­das posi­ti­vas) y hay per­so­nas con exce­so de con­for­mis­mo que sitúan el obje­ti­vo don­de saben que sí o sí lo van a con­se­guir, aun­que ello se corres­pon­da con un desem­pe­ño medio e inclu­so bajo.

Por tan­to, el pri­mer ele­men­to que influ­ye en el resul­ta­do es dón­de situa­mos el obje­ti­vo.

Con­ti­nuan­do con el ejer­ci­cio de los sal­tos, antes de que cada per­so­na sal­te, yo les indi­co que no miren la mar­ca que han pues­to en el sue­lo. Les ani­mo a que miren úni­ca­men­te al fren­te, se con­cen­tren y den el mayor sal­to que pue­dan, con todas sus fuer­zas, con toda su ener­gía. En un alto por­cen­ta­je de los casos, cuan­do la per­so­na atien­de a esta reco­men­da­ción, supera amplia­men­te el obje­ti­vo que mar­có. No está con­di­cio­na­do por un “con que lle­gue a la mar­ca vale”, sino que pone en fun­cio­na­mien­to su máxi­mo poten­cial men­tal y físi­co. Se con­cen­tra en sus posi­bi­li­da­des y en su acti­vi­dad, en cómo dar lo mejor de sí.

Cuan­do ha sal­ta­do mira el resul­ta­do y com­pa­ra con la mar­ca. Es ahí cuan­do se da cuen­ta de lo que ha pasa­do y revi­sa las dos cues­tio­nes fun­da­men­ta­les en el cum­pli­mien­to de obje­ti­vos:

  1. Fijar el obje­ti­vo ade­cua­da­men­te (ambi­cio­so pero con­se­gui­ble y adap­ta­do a nues­tro máxi­mo poten­cial). No miran­do úni­ca­men­te lo que “se supo­ne que debo hacer” sino ana­li­zan­do inter­na­men­te “has­ta don­de estoy con­ven­ci­do que pue­do lle­gar”.
  2. Con­cen­trar­se en la acti­vi­dad. Dejar salir a nues­tra mejor ver­sión. Hacer lo máxi­mo que poda­mos para con­se­guir el máxi­mo resul­ta­do. Al fin y al cabo, el resul­ta­do tie­ne que ver con lo que hace­mos, no con el obje­ti­vo que fija­mos.

Si hacien­do esto se pro­du­cen des­via­cio­nes, ya sabre­mos exac­ta­men­te don­de influir para ir engra­san­do la maqui­na­ria: o a la modi­fi­ca­ción del obje­ti­vo o a la modi­fi­ca­ción de la acti­vi­dad. Si actúas de esta mane­ra al esta­ble­cer tus obje­ti­vos de este año con­se­gui­rás tus mejo­res resul­ta­dos y, en con­se­cuen­cia, los obje­ti­vos que te hayas mar­ca­do.

He tra­ba­ja­do en esta línea con un buen núme­ro de per­so­nas a tra­vés de lo que yo deno­mino “coaching de gue­rri­lla” y los resul­ta­dos ava­lan el plan­tea­mien­to.

José Ramón Luna Cer­dán
Socio Direc­tor
http://www.desafiocoaching.com/
jrluna@desafiocoaching.com
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