El ren­di­mien­to de los equi­pos de tra­ba­jo sigue sien­do un tema pri­mor­dial en el mun­do empre­sa­rial. Des­de hace ya un tiem­po Goo­gle se empe­ñó por iden­ti­fi­car qué carac­te­rís­ti­cas tenían los equi­pos con mejor ren­di­mien­to, y rati­fi­có la con­clu­sión de que la segu­ri­dad psi­co­ló­gi­ca es fun­da­men­tal. Los miem­bros del equi­po deben tener la cer­te­za de saber que se con­ta­rá con ellos, que pue­den decir lo que pien­san o com­par­tir una idea sin temer las reac­cio­nes inme­dia­tas de los demás, inclui­do su jefe.

En un entorno de segu­ri­dad psi­co­ló­gi­ca se inno­va más, por­que se afron­tan más ries­gos y las per­so­nas com­par­ten ideas con mayor faci­li­dad, y los equi­pos tra­ba­jan de for­ma más inte­li­gen­te. El líder jue­ga un papel cen­tral para lograr un entorno como el des­cri­to. “Dife­ren­tes estu­dios reve­lan que un líder empá­ti­co crea más con­fian­za, lo que se tra­du­ce en una mayor satis­fac­ción y un mejor desem­pe­ño de los emplea­dos”, indi­ca Igna­cio Mazo de BTS. “Per­mi­tir que las ideas, opi­nio­nes, preo­cu­pa­cio­nes o inquie­tu­des se expre­sen sin mie­do, pro­du­ci­rá mejo­res nive­les de ren­di­mien­to”.

Para con­se­guir una posi­ción com­pren­si­va y gene­rar el espa­cio de con­fian­za, se debe actuar con­si­de­ran­do los siguien­tes aspec­tos:

- Ver: Empa­ti­zar con las per­so­nas. Al enfren­tar­se a una situa­ción, el pri­mer desa­fío es ser capaz de poner­se en el lugar de la otra per­so­na. En oca­sio­nes, al que­rer influir en los equi­pos, los pro­pios pre­jui­cios y expe­rien­cias pre­vias del líder pue­den inter­po­ner­se en el camino para com­pren­der cuá­les son las expec­ta­ti­vas de los demás. “La empa­tía con­sis­te en poner­se en el lugar del otro, pero con un inte­rés genuino en tra­tar de enten­der su pun­to de vis­ta o su pers­pec­ti­va. Si no, no sir­ve para nada”, afir­ma el exper­to.

- Escu­char: Ase­gu­rar­se de que los demás se sien­ten escu­cha­dos. Si todos se sien­ten escu­cha­dos, se sen­ti­rán más iden­ti­fi­ca­dos entre sí y crea­rán más víncu­lo entre ellos. “La ver­da­de­ra escu­cha crea un espa­cio psi­co­ló­gi­ca­men­te segu­ro, inclu­so en con­ver­sa­cio­nes difí­ci­les. Los líde­res deben maxi­mi­zar un esti­lo de escu­cha empá­ti­ca con sus emplea­dos”.

- Conec­tar: Hablar sobre sus nece­si­da­des. Una vez todos se sien­te vis­tos y escu­cha­dos, es más sen­ci­llo com­pren­der la visión y las ideas del otro, y es más fácil com­par­tir las ideas y ali­near­las para cubrir las nece­si­da­des del equi­po.

Si las con­ver­sa­cio­nes y las inter­ac­cio­nes en el seno del equi­po siguen esta secuen­cia: ver, escu­char y conec­tar, es pro­ba­ble que se alcan­ce el máxi­mo poten­cial del equi­po. “Cuan­do los indi­vi­duos y los gru­pos se sien­ten segu­ros, serán capa­ces de des­cu­brir nue­vas opor­tu­ni­da­des y se vol­ve­rán ver­da­de­ra­men­te inno­va­do­res en todos los nive­les” con­clu­ye Mazo.